viernes, 23 de noviembre de 2007

Y comenzo la vida de a dos...

Una mañana de mediados de verano del 2003 descubrimos, para nuestra sorpresa, que nos habíamos transformado en una pareja de adultos jóvenes, casados y con responsabilidades autenticas uno por el otro. Atrás habían quedado los preparativos de la boda, las ceremonias, la fiesta e incluso la luna de miel... Aquel amanecer del Lunes 17 de Febrero, entrabamos de lleno al mundo real. Tú, Amado mío, volvías a trabajar y yo, aun de vacaciones, me quedaba sola en casa de mis padres, quienes oportunamente hicieron maletas rumbo al Sur, ¿recuerdas?... solos al fin en la cotidianidad.

Recuerdo como lentamente fuimos acomodándonos a la presencia del ser amado en nuestro día a día... Aclopándonos a su cuerpo, acostumbrándonos a su respiración rítmica y pausada, a sus sobresaltos, a sus manías y necesidades, a sus gustos y locuras, a sus enojos y silencios, a sus exigencias, a su forma de ver la vida. Aprendiendo a ceder y a hacernos cargo uno del otro, a aceptar las responsabilidades que venían de la mano con las alegrías del matrimonio, comprendiendo que amar y vivir de a dos es un arte difícil, pero hermoso.
Ya hablamos de las primeras noches y lo difícil que fueron, pero olvide mencionar que estuvieron llenas de risas que quedaron flotando en nuestras memorias. Mas no solo el dormir había cambiado, todo en nuestras rutinas diarias estaba trastocado por la presencia de una persona con costumbres y gustos totalmente distintos a los nuestros.

Es verdad que durante nuestro crecimiento, estamos rodeados por las personalidades múltiples y discordes de los miembros de nuestra familia; Sin embargo, siempre existe un punto en común con esos "otros", somos distintos pero símiles al mismo tiempo, por que crecemos dentro de un único mundo, criados por la misma madre, con los mismos valores y forma de ver la vida, compartimos vida, vivencias y tiempo. Sin embargo, este "otro" que llegaba a nuestras vidas (tú, en mi caso y yo en el tuyo) invadíamos el mundo con una historia completamente distinta a cuestas...
Eramos tan increíblemente diferentes y al mismo tiempo parecidos... mas ahora las diferencias no se aprecian tan claramente y cada día adquirimos mas detalles uno del otro... Pero otro gallo nos canto cuando iniciamos nuestra vida en común, basta con recordar algunos detalles que fueron un "problema" al inicio de nuestra vida de a dos...

La música...

Es verdad que tu conocías mis anticuados gustos musicales, pero estando de novios siempre te cuidaste mucho de emitir cualquier tipo de comentario, cuidado que desapareció bajo el techo seguro del matrimonio y me entere que con suerte soportabas a Miguel Bosé y que por eso te encargaste de regalarme varios discos de él, haber si de esa forma lograbas minimizar el tiempo que debías soportar a mis otros interpretes "latinos". Por mi parte, como conocía tus gustos deje en claro que YO no escuchaba música en ingles, cosa irrealizable dentro de nuestras cuatro paredes, por que con suerte te gustan tres interpretes hispanos... Después de batallas, de pataletas, de silencios taimados y berrinches por ambos lados (cosa que aun se repite de vez en cuando) ambos terminamos cediendo... aunque siendo sinceros yo he cedido mucho mas que tú... No solo termine reconociendo que estaba equivocada, si no que el sound track de "un ángel enamorado" es mi disco favorito para nuestros viernes; Además, en forma voluntaria escucho a Sade, Coldplay y Seal. Por tu parte, aunque no aceptaste a mis interpretes latinos, te encargaste de cambiar mi bandeja musical por algo mas tolerable a tus finos oídos y me regalaste a la Julieta Venegas, a la Oreja y mas Bose y Paussini...

La comida....
Estabas acostumbrado y te gustaba comer todo bien aliñado (aliño completo). Por mi parte, mi madre siempre fue enemiga de estos condimentos de las Indias y como es lógico yo los desconocía. Tú, encontrabas desabridas las comidas, me pedías un poco de condimento y hablabas con añoranza de las comidas de tu madre... Yo, molesta por las alusiones (que ahora osas desconocer) trate de hacer algo al respecto, pero incluir estos condimentos a nuestras comidas afecto mi colon ya irritable naturalmente y comencé a notar que tus frecuentes molestias estomacales cedían cuando no agregábamos ente ingrediente "fatal"... como resultado, hoy amas mis comidas y las extrañas cuando no están disponibles....

Tantos recuerdos que narrar.... tantos tira y afloja, tanto espacio cedido al espacio en común del matrimonio...

viernes, 16 de noviembre de 2007

En la cama...

Luego de la luna de miel, un viaje de ensueños, lleno de hermosos y únicos momentos, que atesorare siempre en lo mas profundo de este amor... comenzamos poco a poco a retomar nuestras rutinas... Rutinas que, sin duda, ya jamás serian las mismas.
La casa, el trabajo, los amigos, los compromisos... en fin, la vida con todos sus detalles y quehaceres. Vida que hasta esa firma y ese sí! que nos unio por siempre, era simple y egoísta...
Una vez instalados en el "rectángulo" que fue nuestra casa los primeros meses... tratábamos poco a poco de acomodarnos el uno al otro, de acoplarnos y entendernos. Acomodarnos a vivir de a dos, a compartir la cama, el baño, los amaneceres y los mil detalles que nos hacen seres humanos; Aun pudorosos y un poco avergonzados de compartir aquellos rituales intimos que estábamos acostumbrados a hacer en soledad... Me refiero a la ducha, lavarse los dientes, ponerse el piyama, acomodarse en la cama y dormirse... para luego amanecer despeinados y en mi caso sin maquillage, con olor a cama y sin el "glamour" de "novia" eternamente arreglada junto a un hombre de cara adormilada que se negaba a despertar y levantarse pese a que la hora nos pisaba los talones...

¡¡¡Como nos costo acomodar nuestra rutina en la cama!!! Nos dormíamos abrazados, entrelazados, siendo un solo cuerpo de amor y entrega... pero entrada la noche, inconscientes y ajenos, desacostumbrados a la presencia de ese "otro" junto a nosotros, comenzabamos a luchar por el "terreno" en nuestro nidito de amor. Su pierna sobre mi vientre o su brazo en mi pecho, me causaban pesadillas interminables y con mis alegatos, provocaba que él hablara dormido cosas indescifrables. Él se atravesaba en la cama y yo despertaba estrellada contra la muralla molesta por ese hombre que decía amarme y no se preocupaba por mi comodidad. Otras veces, con un sueño pesadisimo, me adormilaba acurrucada entre sus brazos mientras él hablaba, al notarlo él me movia para despertarme y decirme que no tenia sueño, el despertar brusco siempre me ha desvelado, pero enamorada y dispuesta a hacerle compañía, me acomodaba para iniciar la conversación entonces, él se dormia profundamente. Enojada yo, por que él roncaba ajeno a mi, mientras yo contaba ovejas, intentaba molestarlo, despertarlo pero jamás lo conseguía, por qué, hasta hoy, tiene el sueño pesadisimo y si lograba que abriera los ojos me hablaba inconsciente y decía mil locuras que yo insistía en descifrar para luego descubrir que estaba, aunque sentado en la cama y con los ojos abiertos, completamente dormido. A él le gustaba la cama con muchas frazadas, pesada, por que siempre tenia frío (solo por amor (y vergüenza) dejo de acostarse con gorro y calcetas chilotas en invierno) Y yo, invierno o verano, acalorada y sin soportar mas que una frazada; Él aguantaba heroico, pero pasaba frío y se agripaba y yo enamorada, cedía a sus necesidades pero me acaloraba demasiado y me desvelaba (nótese que el insomnio siempre a rondado mi vida y a sido un verdugo de mis noches). Los fines de semana él se despertaba a las 9, nunca mas tarde y yo podía dormir hasta las dos de la tarde sin problema y me enojaba por qué el se empezaba a dar vueltas en la cama para que yo despertara y él se aburria de mi sueño insaciable.

¡Como nos costo acomodarnos, conocernos, entendernos y respetarnos en la simple rutina del dormir...! minúsculos detalles que fuimos afinando y arreglando, hasta llegar a compenetrarnos y acostumbrarnos el uno al otro a tal punto que si hoy él no esta junto a mi, no puedo dormirme y él no sabe, ni puede volver a dormir en soledad.